Permanezcamos despiertos..,
Como vuelven año tras años las estaciones, como nos suceden los acontecimientos de la vida en una rueda a la vez repetida y nueva, un año más, en el final del mes de Noviembre nos llega el Adviento. Quizá nos preguntemos más de una vez por el sentido de esta repetición y de esta renovación. Pero aunque sea repetida la llamada, no lo somos los receptores de la misma, o sea, nosotros. Y por eso necesitamos una nueva llamada, porque nuestra vida es constante necesidad de conversión. Nunca nos convertimos del todo. Necesitamos que se nos recuerde, que se nos despierte y a veces se nos dé un pequeño zamarreo.
El Adviento es una llamada de atención a nuestra vida, a veces dormida. Y es que la rueda de la vida nos va llevando a la rutina, acomodando y aletargando nuestras conciencias y la capacidad de sensibilidad, ante el Cristo que vino y sigue viniendo a nuestras vidas. El Evangelio de hoy es un grito a estar despiertos, en vela, atentos a la venida de Cristo que, un año más pasa a nuestro lado camuflado en la figura del prójimo, en el prójimo pobre, necesitado, el que necesita nuestra palabra de consuelo y ayuda. Podríamos decir que el Adviento es la verdadera Navidad, porque es tiempo todavía adecuado para la reflexión antes del bombardeo consumista de estos días navideños.
Hagamos ya Navidad del Adviento, la verdadera y cristiana Navidad, la de la oración, la de la Eucaristía, la de fraternidad, la del compartir, la del consumo justo y solidario. Y que este evangelio nos mantenga atentos y vigilantes, muy sensibilizados a quienes cerca o lejos nos necesitan, porque en quienes menos lo esperemos puede estar escondido Jesús y cuando menos lo esperamos , puede llegar.
FORMACIÓN Y CULTOS.
